Ovidio, Einstein, Kafka, 21 días, 20 noches, todo incluido. Capítulo III

Paco González y su hija hace 18 años

Paco González y su hija hace 18 años

Demencia: seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. Albert Einstein – 1879, Ulm, ciudad Bávara – 1955, Princeton, Estados Unidos de Norteamérica.

Tan sólo leer esta frase – gracias Albert – es una simple razón para usar nuestro cerebro y detonar una avalancha de nieve ante nosotros de todo lo que hemos pensado, sentido, hablado y hecho, todo igual, esperando que los resultados sean diferentes.
Queremos cambiar nuestra vida y seguimos pensando las mismas ideas y conceptos, seguimos sintiendo los mismos sentimientos, seguimos hablando las mismas palabras, seguimos haciendo las mismas cosas y ¿qué creen?, seguimos teniendo los mismos resultados.

Queremos que nuestras organizaciones sean más eficientes en su gestión, con personas capaces, con procesos eficaces, con tecnología efectiva de acuerdo a nuestras necesidades, con productos y servicios de alta calidad, con clientes felices y por lo tanto fieles a nuestra organización.
Seguimos con la misma gestión, con la misma improductividad de las personas – que la mayoría de las veces son las menos culpables – con la misma forma de hacer las cosas en relación a procesos y tecnología, con la misma calidad de nuestros productos y servicios y con las mismas quejas y sufrimientos de nuestros clientes.

Lo primero que tenemos que hacer es despertar, es ver nuestra realidad de todo lo que somos, estar más con nosotros mismos – dejemos de buscar como locos cómo y con quién gastar nuestro tiempo – decirnos a la cara nuestras propias verdades, nuestras propias realidades, aunque la mayoría de las veces nos duela, nos tardemos el tiempo que nos tengamos que tardar; la idea es encontrar nuestra ubicación, en dónde estamos parados y en dónde queremos estar.

Gastemos el tiempo necesario para planear a fondo, con todos los escenarios posibles, para llegar a donde queremos, a partir de donde estamos. Apliquemos nuestro plan día a día, paso a paso, auto vigilándonos para no apartarnos de nuestros planes o para hacer los ajustes necesarios en el plan y su aplicación, hasta llegar finalmente a donde realmente queremos.

Para nuestras organizaciones hagamos un FODA – Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas – sentémonos todos los que integramos la organización y definamos cuáles son nuestras fortalezas, en qué somos buenos, qué hacemos muy bien, identifiquemos cuáles son nuestras oportunidades como organización en el mercado, en la comunidad donde estamos, en el país donde nos encontramos, en fin, encontremos todas las oportunidades de nuestra organización, dentro y fuera de ella. Buscando que las oportunidades se vuelvan fortalezas.

Veamos con ojos reales nuestras debilidades, en qué somos malos, malísimos, de lo peor, qué es lo que realmente hacemos mal, nos incomode lo que nos tengamos que incomodar, y finalmente, identificar todas aquellas amenazas, todo aquello que representa para nuestra organización una amenaza de volverse una debilidad.
Incluso podemos hacer un FODA de nuestra persona en alguna de nuestras reuniones con nosotros mismos, sería interesante el resultado.

Volvamos a la organización, ya sabemos en dónde estamos y ya sabemos a dónde queremos llegar; planeemos puntualmente – gastemos todo el tiempo necesario y las neuronas necesarias hasta lograr un eficiente plan – todos los escenarios posibles, en relación con las personas que la integramos, con la gestión que queremos tener, los procesos que necesitamos implementar, la calidad de los productos y servicios que deseamos y la satisfacción total de nuestros clientes.

Apliquemos nuestro plan, día a día, paso a paso, con los controles eficaces necesarios para medir el desempeño de nuestro quehacer cotidiano, ya sea para aplicar acciones correctivas o preventivas de acuerdo con el resultado del desempeño o para hacer ajustes al propio plan para ser coherentes con la implementación del plan en tiempo real y vida real.

El maravilloso modelo de calidad ISO nos habla de una metodología conocida como PHVA – Planear, Hacer, Verificar, Actuar – planeo los objetivos y procesos necesarios para conseguir los resultados que deseamos; implementamos lo procesos; les damos seguimiento y los medimos en relación a las especificaciones que implementamos en la planeación y, finalmente, aplicamos las acciones para mejorar el desempeño de los procesos.

Alguna vez leyendo un libro sobre PNL – programación neurolingüística – me encontré con la clave de este sistema: saber lo que se quiere, estar alerta con los sentidos abiertos de forma que me dé cuenta de lo que estoy obteniendo y tener la flexibilidad de ir cambiando la forma de actuar hasta obtener lo que quiero.
Hasta el próximo capítulo. Mil gracias por el brillo de tus ojos. Paco González

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